
En una noche de desaciertos (córners no cobrados, infracciones ignoradas, acciones violentas pasadas por alto, laterales para un equipo sancionados para el otro), no cobró, en forma increíble, un gol (golazo, en realidad), de Diego Villar, el volante del equipo mendocino, a los 21 minutos del segundo tiempo, cuando el juego ya estaba 1-1.
Desde 30 metros, Villar envió el balón por encima de Bologna, la pelota entró 50 centímetros y, sin embargo, el asistente Ariel Bustos no lo vio. Hizo seguir el juego. Villar enloqueció y se recordó aquel disparo de Lampard en el Mundial, en el choque Inglaterra-Alemania. El uruguayo Larrionda tampoco vio el tiro que pasó la línea de gol.
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